miércoles, 4 de mayo de 2011

La música como pasaporte comunal

Leyendo los textos de Arguedas, uno de los tantos tópicos expuestos por él, se da con la música y obviamente al referirnos de la andina, no podemos dejar de asociar la gran cercanía que hay entre la ésta y la siembra o con la cosecha, es más, al hablar de música andina de forma inmediata pensamos en los huaynos, pero a su vez nos es imposible asumir el escuchar un huaynito sin saxofón, guitarra, platillos, por citar algunos instrumentos, a pesar de que éstos sean occidentales.

Cuando hablamos de tecnocumbia o chicha, en definitiva lo asociamos con lo no cultural y con lo marginal, aquello que sólo se encuentra en sociedades cuya manera de vivir y pensar es muy básica e inclusive menor, la ubicamos en un cono, algún asentamiento humano y similares.

Cuando escuchamos a cantantes de habla inglesa, los asociamos a géneros como el hip hop, el pop, el metal, el grunch, el rock, etc y admitimos que esto se da o es escuchada por gente que posiblemente sepa el idioma o en su defecto, pueda reproducirlo sin saberlo y sin equívoco a mala pronunciación, además lo ligamos a gente con mayor nivel adquisitivo o por "desarrollados".

Si ya no es descabellado que en alguna discoteca miraflorina podamos bailar alguna canción del Grupo 5, gritar voz en cuello y piruetas en los pies cuando se trata de Black Eyed Peas, abrazarnos y en coro revivir a Queen, pedir con insistencia a Tongo y su pituca y terminar zapateando al son del pío pío y veamos que dentro somos todas las sangres, todas las razas, todas las "marcas", si es posible eso, entonces por qué tenemos que darle una única identidad a lo que escuchamos y asumir que sólo le pertenece a alguien y a nadie más. Asumiendo que la identidad me da dos conceptos, el de pertenencia (yo pertenezco a un determinado grupo y me eso me diferencia de los demás) y el de legitimidad (el ser reconocido por todos como algo o alguien), por qué estereotipar o asumirle alguna específica categoría a algo tan abstracto como la música, por que no entenderla como un espacio heterogéneo o de intersección para la variedad, asumirla como un pasaporte comunitario, que nos enlaza y nos intercomunica.

Gonzalo Cooper Tello