sábado, 23 de julio de 2011

Duerme tranquila, Rebeca

Luis Eduardo Reyme Wendell. Duerme Tanquila, Rebeca. Ed. VivirSinEnterarse. Lima, 2007.

El texto construido por una nota introductoria y cinco cuentos más, que en sus cincuenta y ocho páginas, nos hacen ver la necesidad que tiene todo escritor con su arte.

La Nota Introductoria, efectivamente nos da una rápida visión de lo que posteriormente se leerá, pero no solo eso, nos deja además dos cosas, una inmensa curiosidad de saber mucho sobre quién es Arturo Remer, que figura como la fuente para desarrollar las tramas del texto y que dicha nota podría considerarse un micro relato más, dentro de las cinco historias que conforman Duerme tranquila, Rebeca.

En Usted ha hecho lo que ha podido, Mueller; el diálogo está narrado básicamente en primera persona, a manera de retrospectiva, en un lenguaje solemne por uno de los personajes, con varios elementos borgianos clásicos como la biblioteca, el telescopio, el atlas y otros inertes y trascendentales como la soledad y lo atemporal; además de la recurrencia a libros con títulos en latín; los cuales por su temática y forma de narrar me hacen recordar mucho a uno de sus poemas: “Borges y yo”, pero a pesar de todo esto, el texto se desliga rápidamente al final de la historia dándole a uno de los personajes la posibilidad de optar por un destino mediante la muerte, esa cualidad de construir su futuro y determinarlo, ya sea trágico o no, únicamente se le está permitido a lo divino, con lo cual no solo trasciende la condición humana, optimizándolo, sino que al no saber qué es lo que ocurrirá, deja al lector con la posibilidad de ser él quien le dé un posible final y de incluirlo así como un posible co-autor.

Con Préstame tus ojos; encontramos constantemente una imagen bizarra del centro de Lima; además, en un sentido completo y apegado al de la honestidad por la parte masculina y por el otro lado, el relato dibuja perfectamente el arquetipo de la mujer celosa, con sus preguntas y supuestas descarriadas masculinas, también se nota esa necesidad por el estereotipo, que casi al final es revindicado -"será que me has encontrado aquí por la misma razón por la cual ya no vamos al Grill a dónde van los abogaditos hipócritas de mi padre"- y que estratégicamente nos hace entender el por qué del título, con el cual, de manera arbitraria y hasta antojadiza, lo sentí como cuando Yocasta se cercenó la vista al no reconocer la verdad o su realidad.

Definitivamente Duerme tranquila, Rebeca es el texto más emocional de todos aquí reunidos, el cual nos cuenta, tras la muerte de Mariel, cómo es que Alberto trata de proteger a su pequeña, con toda su dulzura irrefrenable; a su vez, no deja de ser melancólico, ya que aún vive atrapado dando brincos entre en el mundo de sus recuerdos y su presente. Hay dos rasgos peculiares existentes aquí; la muerte, que se muestra como la atmosfera de la trama y la verdad, que en este caso está definida como una suerte de conveniencia a favor de Rebeca, debido a su pronta edad. Intuyo que este texto, el cual da el título al libro, está regido en el mismo orden paternal que tiene Alberto, por el hecho de ser el primer texto para el autor y la necesidad de sentirlo ligado o intrínseco.
Para Color noche, sólo basta lo siguiente: "Para no crear confusiones, Leopoldo bautizó a Marilyn la misma noche en que la conoció como "querida", y fue a partir de ese día el único nombre que su corazón se atrevió a cobijar entre latido y latido"

Finalizamos con La agonía de hablar por las noches, el cual consta con tres "pequeños" microrelatos, unidos por la literatura como un fin, donde primero vemos a un romantico trashumante del Atlántico para el Pacífico en busca de su Beatriz, convencido que al acabar su libro de cuentos ella regresará a sus brazos; el segundo usa la literatura como medio terapeútico contra su esquizofrenia y el último cambia su nombre por un escritor muy famoso para enamorar a una muchacha que adora dicha autor. Aparte, vuelve a escena Arturo Remer y hace sentir como que el tiempo es cíclico, donde el inicio y el final de todas las historias se unen por sus espaldas...

Resumiendo, esta entraga nos pone en relieve la noctambulidad del centro de Lima y sus irresistibles recovecos; amores jodidos, intransijentes y demoledores, la literatura como una necesidad vital; celos catatónicos, fóbicos y demás males; melancolías atemporales, avasalladoras, mortales...