viernes, 3 de junio de 2011

LA SEMANA TIENE SIETE MUJERES

Gustavo Rodríguez. La semana tiene siete mujeres. Ed. Planeta. Lima, 2009.



Gustavo Rodríguez (Lima, 1968) es escritor, comunicador y publicista de carrera, ha publicado las novelas La furia de Aquiles y La risa de tu madre, finalista del Premio Herralde. También es autor del libro de relatos Trece mentiras cortas y coautor de ¡Ampay Perú! y ¡Ampay mujer!, dos volúmenes que buscan tumbarse mitos sobre su país y la mujer peruana. Sus ensayos y artículos han sido reunidos en el libro Traducciones Peruanas. La semana tiene siete mujeres es su tercera novela y ha sido considerada entre las diez finalistas del premio Planeta-Casamérica 2009.

“MI AMOR SIGUES VIVO EN MÍ”, como un claro mensaje amoroso de despedida casi imperceptible, Gracia encuentra una tarjeta dentro del bolsillo, en el saco del terno del esposo. En pleno velorio, le pide a una ex pareja de la adolescencia que se haga pasar por periodista y así poder encarar a la amante del fallecido. Éste decide contactarlas e indagar todo sobre la cercanía entre ellas y el finado, para lo cual cada una de ellas recibe como nombre un día de la semana, dependiendo de varios factores, entre los temporales, los de relación, etc. Considerando que solo se llega a investigar a cinco mujeres, exceptuando así como días el Sábado y Domingo.

El texto es interesante ya que se encuentra una gama de arquetipos o personalidades, comenzando con Gracia, una mujer egocéntrica y frívola, que por orgullo muere por saber con quién la engañaron más que el engaño en sí; al ex enamorado que es un ser falocéntrico, cuyo único pensamiento, inicialmente, es poseer a Gracia y después de su faceta periodística, se torna más incondicional, mostrando básicamente ternura; y al difunto esposo o el piurano, cuyas virtudes más resaltantes en texto son las de conquistador, con la peculiaridad de que todas sus amantes son rubias y generalmente de buena posición económica, sin dejar de mencionar las frases que dedicaba a sus conquistas que colindan con lo poético. Lo resaltante es que todos llevan un sobrenombre excepto Gracia y su hermana, Gloria.

Dentro de las páginas encontraremos mucho humor y sarcasmo, que colindan entre lo ácido y lo reflexivo, saltos en los tiempos, de preferencia hacia las etapas nostálgicas, personajes que por lo general los une la marginación tanto social como emocional, la necesidad del racismo como un elemento perpetuador del poder, los diálogos en que se expresan los personas fluctúan entre lo coloquial, por parte de los de menos recursos, hasta lo formal, parte de los pudientes; y finalmente, utiliza hechos históricos verídicos para afianzar su verosimilitud.